A Imogen Thomas no se le puede dejar sola en la calle, que en un momento te la arma bien gorda. Y es que si una chica así de despampanante ya llamaría la atención aunque fuera vestida de monja, pero si encima le gusta provocar, pues ya es el acabose total. Que es que parece que lo haga adrede. Que no, Imogen, que eso no está bien, que puedes provocar accidentes de tráfico y todo. Chica mala…
El caso es que siempre hay una cámara dispuesta a pillarla en situaciones comprometidas. Ya sea jugando al tenis, disfrazada en Halloween, en la piscina jugueteando a quitarse los bikinis, subida en una moto para hacer la típica gracieta o andando por la calle sin más. Enemiga pública número uno, por un par de tetazas y algo más.